Probablemente en alguna ocasión te has encontrado en que te han servido (o a alguien de tu alrededor) un filete de carne que estaba poco hecho y que estaba bañado por una cantidad de líquido rojo que había desprendido el cual recordaba a la sangre.
Para las personas a las que les gusta la carne cruda o poco hecha esto no suele ser ningún problema pero para las que la prefieren muy cocinada les puede llegar a ser realmente molesto e incluso dar asco. Pero debes estar tranquilo ya que en realidad ese líquido encarnado que ha asomado del filete no es sangre del animal sino agua.
La carne que consumimos es tejido muscular y como tal contiene una importante cantidad de agua. Cuando se procede a la matanza de un animal se deja desangrar a éste por completo (esa sangre es aprovechada para hacer embutidos como morcillas, chorizo o incluso para freír). Tan solo podemos encontrar que queda una pequeña cantidad de sangre acumulada en algunas vísceras, como los pulmones o el corazón.
Cuando las piezas de carne van a la carnicería (o comercio donde la vayan a vender) ya está desangrada por completo, pero sigue manteniendo el agua dentro de su tejido muscular. De no ser así esos filetes estarían duros como piedras; y así es como se ponen cuando se cocinan más de la cuenta, ya que pierden todo el líquido y por tanto la elasticidad y jugosidad.
Y si no es sangre ¿por qué es de color rojo ese agua?:
Esto es debido a una hemoproteína llamada mioglobina que contiene hierro y cuya función es almacenar oxígeno en las células musculares. Esta proteína es la que se encarga de darle ese color rojo a la carne y acaba tiñendo también al agua del tejido muscular. Esta proteína es muy similar a la hemoglobina, la encargada de almacenar oxígeno en las células rojas de la sangre.
Asi que ya sabes, es solo agua teñida de rojo lo que ves en ese filete que no deseabas comerte!!.