¿Por qué no deberías cortarte las cutículas?

La cutícula es la protección natural de la uña. Evita que penetren en ella el agua, la humedad o los organismos. La cutícula cubre la parte más importante de la uña, la matriz.

Cualquier alteración del área de la cutícula (cortarla, morderla, tirar de ella) puede afectar a la matriz y provocar irregularidades en la uña (depresiones, rugosidades, decoloración).

CORTAR CUTICULAS

Cuando las bacterias penetran en los pliegues de la uña a través de la cutícula, pueden acabar provocando una infección conocida como paroniquia aguda. Según la dermatóloga, este tipo de infecciones tiene que tratarlas un especialista y lo más probable es que el paciente necesite tomar un antibiótico.

Si la humedad penetra en la uña a través de una barrera dañada, la piel que rodea a la cutícula se pondrá roja, se hinchará y será susceptible de desarrollar una infección por hongos. Este caso se conoce como paroniquia crónica. La uña crecerá de una manera anormal si la cutícula continúa dañada.
Cortar la cutícula facilita la aparición de bacterias e infecciones y puede dañar la uña. En vez de cortarla, empújala hacia atrás.

Se  recomienda utilizar un paño para empujar las cutículas después de una ducha o de lavarse las manos con agua caliente. También advertimos  sobre los productos para quitar cutículas, ya que dañan la barrera protectora porque suelen contener “materiales alcalinos que destruyen la queratina”.

Cortar la cutícula facilita la aparición de bacterias e infecciones y puede dañar la uña. En vez de cortarla, empújala hacia atrás.