En situaciones de estrés, de agobio o de depresión resulta muy común que nos refugiemos en la comida para pasar ese mal trago. Serán cinco minutos de alivio que se acabarán convirtiendo posiblemente en unos cuantos kilos de más pasado el tiempo.
Y es que siempre que ocurre esto acabamos picando algo de dulce o un snack salado de poco valor nutricional. Para que esto no te vuelva a ocurrir más, te enseñamos cómo acabar con los antojos en cuestión de dos minutos
Cómete un chicle sin Azucar
Cuando mascas un chicle, el movimiento repetitivo de la mandíbula manda señalas a esa parte del cerebro que controla el apetito y la saciedad. Si tu cerebro cree que estás comiendo, comenzarás a sentirte lleno.
Además, la dulzura de su sabor libera serotonina, esa molécula que nos hace sentir la mar de bien. De hecho, son precisamente los niveles bajos de serotonina lo que provocan la aparición de los antojos.
Que tu dentista se sienta orgulloso
Guarda siempre un tubo de pasta de dientes en los cajones de tu mesa de trabajo. ¿Te ha entrado el hambre a medida mañana? Lávatelos. Su sabor mentolado hará que se te pasen las ganas de comer.
La menta es un efectivo supresor del apetito. En un estudio reciente se comprobó que aquellas personas que olían fragancia de menta a lo largo de día consumieron 3.000 calorías menos a la semana. Pero tampoco te pases. El exceso de cepillado puede dañar tu dentadura.
Charla con un compañero
Cuando uno se encuentra bajo presión en el trabajo, el cuerpo libera cortisol, también conocida como hormona del estrés, lo que, a su vez, puede derivar en antojos, sobre todo de dulce. Combátelo estimulando el buen rollo y la distracción: te mantendrá lejos de la comida basura. Puedes matar unos minutos hablando con un compi sobre tus planes de fines de semana.
Echa una partida al Tetris
¿Antojo de chucherías? Ejecuta el Tetris en tu teléfono. Jugar a este clásico puede reducir tus ganas de comer, tomar café o fumar hasta en un 24%, tal y como aseguran científicos británicos. Los colores brillantes y las figuras en movimiento distraen a tu cerebro y alejan los pensamientos relacionados con la comida. Y el efecto dura incluso después de haber dejado de jugar.